Jóvenes mexicanos: “Firmes y arraigados en la fe”
A las 12:30 de mediodía llegó a nuestro Monasterio una peregrinación proveniente de Guadalajara, México, presidida por Monseñor Francisco González González, auxiliar de la diócesis de Guadalajara (Méx.) y el P. Antonio Casasola. Con gran alegría y gozo, más de un centenar de jóvenes mexicanos entraron a nuestra Iglesia cantando salmos de alabanzas que contagiaban entusiasmo y esperanza. También se hicieron presentes los hermanos jóvenes de las Comunidades del Camino Neocatecumenal de Ágreda, quienes brindaron una calurosa bienvenida a sus hermanos mexicanos.
Las hermanas, por primera vez, bajamos a la iglesia junto con los jóvenes para rezar juntos la hora litúrgica intermedia de mediodía, Sexta. Monseñor Francisco presidió y dirigió el oficio litúrgico. Las hermanas cantamos el primer salmo, salmo 118; ellos proclamaron el segundo salmo, salmo 55; y el tercer salmo, el 56, fue cantado hermosamente por uno de los hermanos de la peregrinación: “Quiero cantar, a Ti, quiero cantar. Despierta, despierta, Gloria mía.” Y es que el Señor es nuestra gloria, o es lo que deseamos que sea en nuestras vidas, y cantarle a Él es proclamar las maravillas que ha hecho en nosotros. Fue realmente una liturgia hermosa: la esposa, la Iglesia, alababa a su Esposo “en espíritu y verdad”; nuestras voces eran los instrumentos que utilizaba Cristo para pronunciar sus alabanzas al Padre. Que nuestras mentes concuerden con nuestro corazón, decía San Benito.
Después, nuestra hermana Sor Patricia Mª de la Trinidad, mexicana, de nuestra comunidad concepcionista franciscana, les dio su precioso testimonio vocacional, de cómo teniendo todo lo que una chica pudiera desear, sólo encontró el verdadero amor, que lo da todo y lo llena todo, sólo en Jesucristo, un amor gratuito que no pide nada a cambio. También invitó a los chicos y chicas a no tener miedo de abrir las puertas del corazón a Cristo.
Finalmente, el P. Antonio Casasola, hizo entrega a las hermanas de un hermoso icono de la Virgen de Guadalupe como recuerdo de su visita a nuestro Monasterio.
Luego de compartir con nosotras, la peregrinación mexicana, salió hacia los salones del Fuerte, en la Parroquia Virgen de los Milagros, a degustar una buena comida que les prepararon las Comunidades Neocatecumenales de Ágreda y Los parrocos de Ágreda, D. Alberto blanco y Don Alberto de Miguel.
Sin duda alguna, con sus cantos, sus danzas, su alegría, pero especialmente, con la esperanza de estar “firmes y arraigados en la fe”, a más de uno, creyente o no creyente, les hará pensar el hecho de ver cómo tantos jóvenes, muchos de ellos, muy jovencitos, qué les motiva para estar en la Iglesia, qué les motiva para seguir a Cristo, para creer en Dios y alguno se dirá: “Después de todo, será que Dios existe, pues estos chicos sí que son felices.”
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