La gran decisión familiar

Lienzo familia Coronel-Arana, por Valentín Zubiaurre, 1892

Lienzo familia Coronel-Arana, por Valentín Zubiaurre, 1892

Hacia el año 1615 los padres de sor María de Jesús, tomaron una decisión desconcertante para la población agredeña: Convertir el hogar doméstico en convento concepcionista. Todo sucedió de forma muy original: Catalina Arana había tenido una visión en que se le decía debía hacerse religiosa y convertir su casa en convento. Fue a consultar su revelación con su confesor que vivía en el convento franciscano de San Julián a extramuros de la Villa. Con increíble sorpresa, se le hizo encontradizo su propio confesor, en un lugar que todavía se señala en el término de los muros del Convento, que venía a hablarle de la visión que había tenido también él sobre la fundación querida por Dios. La cosa tenía todas las pruebas de origen divino.

Ella y sus dos hijas, permanecerían en la casa familiar convertida en convento; el cabeza de familia ingresaría franciscano; los otros dos hijos ya habían optado por la vida religioso- franciscana. Hubo sus más y sus menos en el seno de la familia, y también en el vecindario, que consideraba tal sueño como un agravio al matrimonio. Al final, triunfó el proyecto; y el 1 de marzo de 1618 se firma la escritura por la que los Coronel-Arana donan su hacienda para la nueva fundación.

Catalina Arana y sus hijas decidieron que la familia religiosa a la que se había de confiar la nueva fundación había de ser la orden contemplativa de la Inmaculada Concepción, y de la rama estricta de las recoletas o descalzas. El 8 de diciembre se celebra la primera misa en el improvisado convento y el 13 de enero de 1619 toman el hábito concepcionista María Coronel (cambiando su nombre de pila en Sor María de Jesús), su hermana Jerónima y Catalina, su madre. Francisco Coronel ingresa en el convento franciscano de San Antonio de Nalda.

Para abrir el proyectado monasterio y proceder a la erección canónica, vinieron del convento de San Luis de Burgos, tres religiosas concepcionistas que iniciaran a las aspirantes en el espíritu de santa Beatriz de Silva. La presencia de las monjas burgalesas en Ágreda duró cuatro años. Terminado el período de la formación de las primeras religiosas, regresaron a su monasterio de origen.

Para dar nuevos vuelos al monasterio agredeño, llaman las nuevas profesas a otro grupo de tres monjas del monasterio del Caballero de Gracia en Madrid. Al cabo de otros cuatro años regresan también éstas a Madrid.

El monasterio de Ágreda cuenta con suficientes elementos propios como para llevar adelante la plena observancia de la vida concepcionista recoleta.

 

 

El torno del convento