Segundo contratiempo

Mística Ciudad de Dios

Mística Ciudad de Dios

Clemente XI renueva la comisión de su predecesor y retira definitivamente del Índice la Mística Ciudad de Dios, mas no se obtiene de la comisión ningún resultado tangible. El Papa dominico Benedicto XIII ordena la prosecución de la Causa sin nuevo examen; en 1730, después de la muerte del Papa, aquella provisión suya es anulada, y Benedicto XIV nombra una comisión especial. Se procede al examen de escritos, sin cuyo veredicto favorable no se puede avanzar. Se duda hasta de la autenticidad de la obra de la M. Ágreda. Los originales son llevados a Roma para la oportuna pericial que los declara auténticos, pero Benedicto XIV dicta un severo documento que debía quedar archivado en el Castillo de Sant´Angelo, advirtiendo a todo futuro Papa sobre los inconvenientes de una aprobación de la Mística Ciudad de Dios. La Causa se paraliza, si bien se dan algunos pasos como la aprobación de la santidad «in genere»,la introducción de los procesos apostólicos sobre virtudes y milagros en especie. Clemente XIII aprueba los escritos de la Venerable, menos la Mística Ciudad de Dios. El Papa franciscano Clemente XIV se empeña en relanzar la Causa. El rey Carlos III está muy interesado en el asunto. Envía como encargado especial a Roma al Conde de Floridablanca con el fin de obtener del Papa tres decisiones: la definición de la Inmaculada, la canonización de la M. Ágreda, y la supresión de la Compañía de Jesús. Más interesado en lograr el tercer objetivo que los dos primeros, el Conde trabaja con denuedo en vencer la resistencia del Papa para que acceda a dar el puntillazo a la Compañía. El Papa sí que se interesa por la Causa de la M. Ágreda, pero la lectura, en la histórica sesión de la Congregación de Ritos (27 de abril 1773), del documento secreto de Benedicto XIV, produce un terrible efecto negativo entre los participantes, y el Papa no puede menos de promulgar un decreto de perpetuo silencio sobre la Causa de la concepcionista de Ágreda. Pío VI, sucesor del Papa Ganganelli, mantiene con firmeza lo decidido por Clemente XIV. Sólo bajo el papa de la Inmaculada Pío IX, con ocasión de un famoso milagro realizado en el convento concepcionista de Nivelles (Bélgica) por sugerencia del pasionista P. Serafín, despertó las esperanzas de una reapertura de la Causa. La muerte de Pío IX hizo que la iniciativa se ventilara bajo el pontificado de León XIII. Este llegó a una decisión drástica, igual a la de Clemente XIV, imponiendo nuevamente el 19 de diciembre de 1887 un absoluto silencio.

La M. Ágreda es la única mujer afectada por un doble veto del Papa contra su Causa de beatificación. No fue éste el único motivo que atrajo sobre ella la máxima notoriedad. Más famosa se hizo su persona por las discusiones en torno al contenido inmaculista de la Mística Ciudad de Dios.