¿Dónde vivió?
Sor María de Ágreda desarrolló su vida en un marco físico extremadamente cerrado, la Villa que la vio nacer, que se redujo desde los 16 años a los muros de un convento de clausura, circunstancia que no le impediría vivir cercana a las realidades históricas y políticas de la España de su tiempo.
La Villa de Ágreda, con jurisdicción sobre 13 lugares, y sus aldeas de Vozmediano y la Aldehuela contaban en 1625 con 1550 vecinos, si bien, en parte debido a la expulsión de los moriscos en 1609, la población había disminuido en más de 200 vecinos desde principios de siglo. Despoblación y pobreza dominaron esta época. La ganadería lanar que había sido la base de la riqueza económica, debido a los costes de pastos y portazgos, redujo en varios miles el número de cabezas. Una pobre agricultura y las actividades artesanales desarrolladas por zapateros, herreros, carniceros, panaderos, olleros, tejedores o esquiladores, completaban el panorama económico. De los 1550 vecinos no había más de 50 que viviesen de rentas, el resto dedicados a la agricultura, el pastoreo, y algunos pobres oficios, vivían de un escaso jornal que apenas les alcanzaba para comer.
La vida Municipal estaba regida por la Corporación compuesta por un Corregidor, tres Regidores, un Procurador General, un Procurador del Común, un Procurador por el Estado de los Caballeros Hijosdalgos y seis Diputados, representantes de las parroquias de San Pedro, San Juan, Ntra. Sra. de Magaña, San Miguel, Ntra. Sra. de La Peña y Ntra. Sra. de Yanguas. Las Ordenanzas Municipales, aprobadas por el Consejo de Castilla en 1639, dirigían todos los aspectos de la organización de la Villa.
En el ámbito religioso Ágreda poseía un profundo sentir espiritual. Existían un Cabildo Eclesiástico de veintiséis Beneficiados, el Convento de los Franciscanos construido en 1594 y el Monasterio de los Padres Agustinos, establecidos en 1557, quienes además de desarrollar una labor apostólica y social instituyeron un Colegio de Enseñanza, con dos cátedras de Filosofía y Teología. En 1619 fue fundado en la casa de los padres de la Venerable un Monasterio de Monjas Concepcionistas, en el que ingresaron Sor María de Jesús, su madre, Catalina Arana, y su hermana Jerónima. Otro Convento de Religiosas Agustinas Recoletas fue fundado en 1660.
El siglo XVII trajo para Ágreda, al igual que para todos los pueblos de España, una situación de decadencia y penuria económica, pero también hizo surgir una fuerza espiritual y religiosa que movió durante los siguientes siglos su fe y su cultura.